De repente ves que no hay nada que te llene plenamente. Y no es porque
De repente ves que te has montado el juguete con piezas del lego, yo-yos y coches de escalextric, que nada cuadra y que lo has juntado todo con súper glue y que es una chapuza y que se disuelve porque vivir gasta y ya lo llevas todo quemado.
Vuelves a empezar con discos de Dire Straits, licor 43 con coca-cola y preservativos, pero ya no se aferra tan fácilmente y nada tiene forma y abandonas.
Sigues con un piso de estudiantes, la mujer de tu vida y ya después un bebé, y cuando se te junta todo muy antes de entender qué significa, quedas colgando del aire y piensas que la vida no es el estado natural de las personas, que somos unos muertos aficionados que hemos venido a la vida de vacaciones pero hasta que no volvamos a morir no volveremos a tener nada solucionado, somos guiris en el país de la vida, somos unos domingueros.
Eres el edificio viejo, pero todavía aguantaba, y tuviste que poner el cartel de próxima demolición con la ambición de hacer uno nuevo de puta madre y ahora que lo tienes todo en el suelo y todo vendido encima de los planos, tienes a los operarios con el casco amarillo y la pala al hombro que te miran y fuman un cigarro esperando que les digas por donde tienen que empezar, pero tú no tienes ni puta idea, fin.